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Minería peruana: Sostenibilidad como prioridad estratégica

La industria minera es la columna vertebral de la economía peruana, con un aporte significativo al PBI, la empleabilidad, las exportaciones y la recaudación fiscal. La buena noticia es que, en un escenario global marcado por la electromovilidad y la transición energética, la demanda por minerales críticos, como el cobre, seguirá creciendo.
Sin embargo, su presente y futuro, no solo dependerá de sus resultados productivos o de su capacidad de influir en los mercados mundiales, sino también de gestionar adecuadamente los recursos (especialmente el agua en zonas altoandinas), la remediación de los pasivos ambientales y su adaptación al cambio climático. Se trata de desafíos urgentes y que deben abordarse como una prioridad estratégica del negocio.
Desde una perspectiva sostenible, la adopción de tecnologías limpias, aplicación de principios de economía circular y el fortalecimiento de estudios de impacto ambiental, serán fundamentales para que la industria fluya en esta dirección, revirtiendo cualquier atisbo de desconfianza que provenga de las comunidades y superando cualquier evento que contenga exclusión y promesas no cumplidas.
Adoptar un enfoque integral de sostenibilidad, que combine innovación, responsabilidad social y eficiencia operativa es clave. La industria debe impulsar un modelo de gobernanza participativa, inversión social estratégica y transparencia, en el que las comunidades sean una parte activa en las decisiones y no solo “escuchadas”.
El futuro de la minería en Perú pasa por potenciar su carácter inclusivo, resiliente y orientarse mucho más al desarrollo sostenible. Ello implica invertir en relaciones comunitarias de largo plazo, incorporar criterios ambientales, sociales y de gobernanza en la toma de decisiones. Lo anterior también implica diseñar modelos de gestión basados en una transparente distribución de beneficios, una inversión social estratégica y la corresponsabilidad.
A nivel de operaciones, la transformación digital emerge como una herramienta poderosa para optimizar procesos, reducir riesgos y mejorar la trazabilidad. Hablamos de sensores de monitoreo ambiental en tiempo real, modelos predictivos para cierres de operaciones, y plataformas integradas de gestión. No obstante, su adopción enfrenta barreras importantes: brechas de conectividad, resistencia cultural al cambio y una insuficiente formación de talento local. La tecnología, por sí sola, no basta, pues para que estas soluciones agreguen valor, se necesita de un enfoque humano y contextualizado.
Tampoco podemos soslayar los obstáculos regulatorios que afectan la viabilidad de nuevos proyectos. La constante modificación de normativas ambientales y los largos plazos que toma obtener los permisos generan incertidumbre y desincentivan la inversión. Para superar este punto crítico, Perú debe lograr una mayor articulación entre los niveles de gobierno, la estandarización de procesos, y una normativa que, sin rebajar estándares, sea clara, predecible y coherente con las dinámicas territoriales.
El futuro de nuestra minería requiere de empresas y líderes que abracen una visión de largo plazo, con criterios ambientales, sociales y de gobernanza como eje central. Solo así podremos avanzar hacia un modelo en el que cada intervención minera no solo extraiga recursos, sino que deje capacidades, infraestructura y relaciones sólidas para las próximas generaciones.
José Alberto Zavalaga, Gerente de Desarrollo de Negocios, Arcadis – Perú.