Del Río, vicepresidente senior de Hudbay Minerals para sudamérica y EE.UU.

Javier Del Río, vicepresidente senior de Hudbay Minerals para Sudamérica y EE. UU., hace un repaso por sus más de 30 años en la industria minera. Ejecutivo cuenta su paso por la UNI, sus cambios de residencia y nuevos propósitos.

En su visita a Lima, el ingeniero peruano Javier Del Río, vicepresidente senior de Hudbay Minerals para Sudamérica y EE. UU., cuenta detalles poco conocidos de su trayectoria de 30 años en la minería, la experiencia infantil que determinó la elección de esta industria y su paso por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). En entrevista con Gestión, también revela su propósito para cuando el retiro llame a su puerta.

¿Cuántos años ya tiene en la minería?

Mientras más lo pienso, me doy cuenta cómo pasa el tiempo tan rápido. Salí de la universidad en el 90, ya son más de 30 años.

¿Por cuantos cargos ha pasado?

Empecé en minería subterránea, hacia mis turnos de 12 horas de día por una semana, después 12 horas de noche la siguiente semana y así sucesivamente, y bajaba a Lima cada tres meses por dos días y medio, desde Cerro de Pasco.

De ahí empecé a ir a otras operaciones. Trabajé en Cajamarca por muchos años, de ahí con la misma compañía me mudé a Denver, Colorado (EE. UU.), viví muchos años allá, de ahí viví en Toronto, regresé a Lima y ahora estoy viviendo en Arizona.

¿Cómo llega la minería a su vida?

Mi papá estaba en la Policía y estuvo destacado en un campamento minero cuando yo era muy chiquito, me acostumbré a ver gente con casco ahí, pero después cuando tenía nueve años mi papá me envió a mi hermano y a mí a visitar a un tío que es geólogo a un campamento minero en Moquegua y pasamos tres meses increíbles.

¿Por qué?

Vi los camiones gigantes, la planta concentradora, me fascinó, y después de eso dije que cuando termine el colegio tengo que estudiar minería. Uno está acostumbrado al mundo citadino, pero entrar a un taller de mantenimiento gigante, o ver llantas gigantes es alucinante, me encantó.

¿Cuáles han sido los mayores retos en este tiempo?

Siempre los retos o las oportunidades, si pudiéramos decirlo así, son siempre cómo podemos hacer las cosas mejor. Es nunca quedarte satisfecho con el statu quo, y no solo en lo profesional, de seguridad, costos, sino también en lo personal. Toda esta carrera y los títulos no se van contigo, pero lo que sí queda es si has trascendido.

¿Cuál es el legado que me gustaría dejar? Son las nuevas generaciones, gente que tendrá oportunidades, a la cual les has cambiado la vida. Es la mayor satisfacción, no qué puestos tuve, o sí que conocí a gobernadores, presidentes, sino es cómo trasformé vidas.

Lima 19 de Abril 2024 Javier del Río, vicepresidente senior de Hudbay para América del Sur y EE.UU.

¿Los cambios de trabajo han demandado decisiones importantes a nivel personal y familiar?

Especialmente esta última reubicación. Estábamos muy felices acá en Miraflores, tranquilos, de ahí nos íbamos a Chincha los fines de semana y de pronto me pidieron si podía apoyar manejando la unidad de negocios de Arizona, tenemos dos proyectos allá. Es una decisión grande, tienes tu vida acá y fue empacar para Arizona.

Mi señora es canadiense, y a ella le encanta Lima, su gente, la comida. Cuando nos mudamos, dos años tenía nuestro hijito. Tomar la decisión de mudarse no es fácil, pero dijimos que también es una oportunidad que, como familia, cohesionados, nos fuésemos a Arizona, y estamos por el tercer año. Es difícil, pero te trae una oportunidad, es conocer una cultura, expandes tus horizontes.

¿La minería le ha permitido conocer muchos lugares?

Sí, conozco África, Asia, Australia, Europa, Norteamérica, Sudamérica. Han sido viajes para ver otras operaciones o para ser expositor en unas conferencias. Trabajé para una empresa muy global y tenía que irme a Ghana por tres o cuatro semanas, y regresar a Denver y estar en ese plan varias veces al año y de ahí irme a indonesia o Singapur. Más allá de conocer sitios nuevos, es conocer la cultura, es fascinante. Te abre mucho el panorama.

¿Viene seguido a Lima?

Mi papa vive acá, tengo familia acá. Y obviamente la comida acá es espectacular, es un paraíso. Sigo viajando. El año pasado estuve más de 120 días fuera de Estados Unidos, entre diferentes partes del mundo, ente ellas, Lima y Cusco, y para mi estar lejos de mi familia no es fácil, pero cuando estoy con ellos estoy presente. Y con la ayuda de la tecnología, dependiendo de la diferencia horaria, tomo desayuno con ellos, o ceno con ellos, y a veces les empiezo a leer un libro, eso marca.

¿Le dedica tiempo a la familia, o a usted mismo?

Cuando estoy con ellos, estoy con ellos, pero siempre me encanta hacer mi deporte, o nadar o hacer bicicleta. Es mi tiempo personal y creo que todas las personas deben tenerlo, es bien profundo, es cuando tú piensas en cómo me proyecto, en qué mejoro, qué me hace feliz, hasta ahora no tengo la definición de éxito.

¿En qué sentido?

Éxito no son los galones ni las posiciones o cargos, es trascender, pero aún no sé cuánto trasciendes, cuál es la medida de esa trascendencia a la que puedo llamar éxito. Hay una frase de Marcel Proust. Decía que, aunque nadie cambie, si yo cambio, todo cambia. Y eso para mí es cierto, siempre debemos reinventarnos, ser mejores personas.

En estos más de 30 años, ¿qué lo ha motivado más?

Mi motor es mi familia, quiero que estén bien, orgullosos de lo que estamos haciendo, tranquilos. Además, están las personas con las que trabajo, a ellas les debo el respeto y no es solo saludar, sino cómo los ayudo a que sean mejores.

¿Qué cualidades son claves en minería?

No solamente en minería, sino en general, es siempre la mejora continua, qué puedo hacer mejor y, dentro de eso, hay niveles, al interior, al exterior, cómo implemento nueva tecnología, cómo soy innovador, es importante, pero el núcleo es la persona.

En su posición, ¿cómo se ve la minería en Perú?

Somos bastante respetados, tuve la oportunidad de hacerme cargo de una unidad de negocio de una mina en producción en Princeton British Columbia (Canadá), de 45,000 toneladas por día, con 800 personas. Una de las primeras cosas que hice es traerme tres grupos a que visiten Constancia (Cusco). Hay bastante respeto por el profesional peruano.

Igual para el proyecto que tenemos en Arizona, hay algunos ingenieros peruanos que están apoyando, hay gente de Arizona que ha venido a ver cómo estamos haciendo las cosas y se llevan cosas para aplicar. Creo que en minería no tenemos nada que envidiar a otros países, tenemos las mejores prácticas, sistemas, procedimientos y profesionales super comprometidos.

Además de la minería, ¿hay otro sector que le despierte interés?

Siempre quise estar en minería, de repente cuando me retire me gustaría trabajar con mis manos, haciendo algo de cerámica, como un pasatiempo. Me gusta la docencia también. Tuve la oportunidad de enseñar en pregrado en un par de universidades en Perú.

¿La docencia podría ser una actividad cuando decida retirarse de la minería?

Me encantaría, sobre todo, por la manera como uno puede trascender en nuevas generaciones. Ves ese ímpetu, puedes dar consejos que pueden marcar a las personas, y también me gustaría apoyar en algunos directorios. Ahora soy director de una empresa, a ese nivel puedes aportar mucho en la gobernabilidad de la organización, interactúas mucho con la alta gerencia de la empresa.

¿En qué años fue docente?

Eso fue el 2018 o el 2019, todo un año completo, fue en la UNI y en la Católica, soy egresado de la UNI.

¿Recuerda esos años en la UNI?

Todavía estoy en contacto con mis amigos de la universidad, son amigos de toda la vida, recuerdo a mis profesores, varios ya no están con nosotros, pero tengo muchos recuerdos bastante positivos de la universidad y, sobre todo, más allá de la formación técnico profesional, es cómo los profesores compartían sus experiencias, como nos hacían ver que las cosas no vienen fáciles, se requiere esfuerzo, y que uno tiene que prepararse.

¿Fue importante el pregrado?

Aún recuerdo con mucho cariño compartir un almuerzo con mis compañeros de la universidad, también a mis amigos del colegio, tenemos un chat. En ambos ámbitos he interactuado muchísimo, en posgrado uno estudia por un año o año y medio luego cada uno ve lo suyo, mantengo cierto contacto, pero no en el mismo nivel que con mis amigos cachimbos.

Si pudiera elegir donde vivir, ¿regresaría a Perú u optaría por otro país?

Sin lugar a duda, me gustaría regresara a Perú, definitivamente, y si es posible vivir frente al mar lo haría, eso no tiene precio.

¿Hay lecciones que la minería le haya dado?

Definitivamente. Hay un concepto errado de que la minería es solo camiones y explosivos, una idea preconcebida, pero es mucho más que eso, es trabajo en equipo, es innovación, es una de las industrias más innovadoras, que aplica más tecnología, es punta de lanza.

Y el impacto positivo de la minería en sus comunidades, cuando veo fotos de comunidades que estaban al costado de una mina hace 30 o 40 años, ves una transformación ahora.

Fuente: Gestión

 

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