Perú minero y Perú comunitario

Como actividad industrial, la minería tiene una gran oportunidad: crear espacios y puentes de unión entre el Perú formal-minero y el Perú real-comunitario, actualizando un famoso dicho de Jorge Basadre. Esto nos llevará a un nuevo paradigma en la práctica industrial que hará de los recursos, la comunidad y la minería, una unidad.
¿Qué significa?
Como sabemos, las fuentes intensivas – extractivas – no son elementos aislados dentro de un ámbito territorial. Por el contrario, son parte de un conjunto de otros elementos tangibles e intangibles, que están a disposición de una comunidad como parte de su capital social, aquel que ha permitido explicar por qué existen comunidades innovadoras que logran mejorar su economía aun a pesar de sus limitaciones en I+D y tecnología. Hoy la idea de lo que es el capital social ha evolucionado: ya no es solo un sistema de recursos, valores y normas compartidas en una comunidad como potencial de desarrollo, sino que también ha incorporado nuevos recursos en espacios virtuales de generación de conocimiento, de búsqueda de capitales financieros y de clientes como parte de dicho capital.
De lo que se trata, entonces, es de avivar y reforzar la visión colectiva de la comunidad, de alentar las relaciones y colaboración entre las personas, y construir puentes que permitan transformar los contextos y adversidades en oportunidades.
¿Cómo lograrlo?
Precisamente, dándole un mayor sentido a los recursos, como promover emprendimientos de consumo de la minería, proyectos de innovación cofinanciados con fondos concursables, apoyar la educación compartiendo experiencias profesionales y dar sentido a los contenidos teóricos, inspirando emprendimientos o nuevos modelos de negocio en las empresas, generar espacios para el deporte, días o semanas conmemorativas que intensifique la amistad y la participación en las diversas actividades sociales y culturales. No olvidemos lo que dicen los especialistas en capital social e innovación, Murphy y Huggins, quienes señalan que los ambientes de innovación pueden producirse en contextos donde imperan formas elementales de convivencia colectiva basadas en la confianza, la amistad y la colaboración.
Este nuevo paradigma en el campo de la minería fomentará la asociatividad y el coaprendizaje de una abundancia de oportunidades, y dejará atrás los actuales escenarios de conflicto, malinterpretaciones y desinformación de las poblaciones de diversas regiones del país. Con ello nos acercaríamos a una planificación adaptativa según nuestros recursos y contexto en América Latina. Peter H. Diamandis, cofundador y presidente de la Singularity University, dice que “la verdadera promesa de la abundancia es la de crear un mundo de posibilidades: un mundo en que los días de todos se pasen soñando y construyendo, no peleando”.
Esta gran oportunidad de la minería significa un quiebre en la historia empresarial y social. Por un lado, ayudará a abandonar el modelo de subsistencia cotidiana de las comunidades y lo aproximará a oportunidades de desarrollo en sus propios ámbitos, y por el otro, las fronteras se expandirán a medida que la empresa y la comunidad exploren el potencial de abundancia de nuestro mundo. Al final, estamos proponiendo una visión a contracorriente del pesimismo presente y retándonos con esperanza y acción, hacia un futuro consensuado y prometedor.

 

Autor: JOSÉ ANTONIO ÁVALO ORTEGA
Catedrático de la Universidad de Piura
Estrategias de innovación comunitaria.

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